jueves, 6 de octubre de 2011

Fecha: viernes, 7 agosto, 2009 10:16
 EL 

 SIONISMO
  CRISTIANO 


Según Stephen Sizer, autor
de “Sionismo Cristiano”

 (2003), el moderno sionismo cristiano viene

 definido en gran parte por la noción del
 “Dispensacionalismo”.
   Según algunos, todo esto encaja
 nítidamente con otra poderosa corriente de la
 ideología
 derechista y judaizante:  EL SIONISMO CRISTIANO.
  En esta escatología, los judíos y
 el moderno Estado de Israel juegan un papel tan
 central que
 el sionismo, el Dispensacionalismo y el sionismo
cristiano
 son a la postre prácticamente
 intercambiables.
 LA CENTRALIDAD DE ISRAEL PARA LOS SIONISTAS
CRISTIANOS
 Como explica Sizer, el
sionismo cristiano proclama no solamente que todo
 acto
 ejecutado por la etnia de Israel está orquestado por
Dios y
debería ser aprobado, apoyado e incluso ensalzado
por

 todos, sino que los judíos liderarán el proceso ya
 que,
según la interpretación sionista, ello hará recaer
la
bendición divina sobre todo el mundo en la medida en
que
os países reconozcan y respondan a lo que Dios obre
 en y a
 través de Israel. 
 Sizer define el “Sionismo
 cristiano” en base a siete postulados: 

 1.-  Hermenéutica literal

 2.-  Los judíos continúan
 siendo el pueblo elegido de Dios
 3.-  Los judíos tienen derecho
divino sobre la tierra de Oriente Medio
 4.-  Jerusalén es la capital

 exclusiva de los judíos
 5.-  El templo judío debe ser
 reconstruido
 6.-  Los árabes son los enemigos
 del pueblo de Dios
 7.-  El fin del mundo llegará

 pronto en la gran batalla del Armagedón, pero los

 cristianos que apoyen a Israel
 sobrevivirán.  
 En este movimiento religioso la Biblia fue

 enseñada atribuyéndole un significado netamente

literal.    

 En Gran Bretaña, donde el
 Dispensacionalismo maduró, “el sionismo
cristiano”
 produjo figuras tan influyentes como Lord Shaftesbury,
 Lord
 Arthur Balfour y Lloyd George (la propia reina
Victoria
asumió el título de Protectora de los

 Judíos).    
Balfour trabajó
 estrechamente con el líder sionista Haim Weizmann
 (que

legaría a ser el primer presidente del Estado de
 Israel)
 para producir lo que se conocería como “la
Declaración Balfour”.

   Considerada como la primera gran
 declaración de apoyo al sionismo realizada por una
 potencia
 mundial, proclama de forma un tanto

  hipócrita o insinceramente que
  “El Gobierno de Su Majestad contempla
favorablemente el establecimiento en Palestina de un
 Hogar
 Nacional para el pueblo judío, y empleará sus
 mejores
 empeños para facilitar el logro de dicho objetivo,
 dejando claro que nada se hará que pueda

 perjudicar los derechos civiles y religiosos de las

 comunidades no-judías ya existentes en
 Palestina”.    
 En una fecha tan temprana
como ésa los sionistas
 cristianos privilegiaron los derechos de los judíos,
 por
 encima de los derechos de los palestinos
 —en realidad, ignoraron completamente los derechos
de los

 “nativos”.


 Aunque el “Sionismo
 cristiano” cuenta con reductos de poder en otros
 lugares
 —en Europa y en  el Tercer Mundo—,
 su centro real lo constituyen sin duda
los Estados Unidos, a donde fue llevado desde
Inglaterra a

 mediados del siglo XIX por John Nelson Darby,

personaje descrito por Sizer como “el padre del
 Dispensacionalismo” y que hizo de la idea de un
 Israel salvo la piedra angular de su teología

 dispenscionalista y judaizante.  
John
 Darby, dice Sizer, “ha ejercido probablemente mayor
 influencia en el pensamiento apocalíptico o
 escatológico
 [end-time thinking] que ninguna otra figura en los
 dos
 últimos siglos (aunque rivaliza con él la serie
 “Dejados atrás”, de Tim
LaHaye, influido por
 él).    
 Los sionistas cristianos ya
no esperan que el arrepentimiento nacional judío
  preceda a
 la restauración;  podría aguardar hasta
 después de la vuelta de Jesús con el
 Milenio”.


Darby predicaba y así
 quedó en su escuela del Dispensacionalismo, que DIOS
TIENE

 DOS PUEBLOS DISTINTOS Y SEPARADOS:  LA
 IGLESIA —SU PUEBLO DIVINO— Y LOS JUDÍOS —SU
PUEBLO

 TERRENAL.   
 AUNQUE
 ENTRE AMBOS, LOS JUDÍOS ASUMEN UN PAPEL DE LIDERAZGO
 a
 través de
Israel.    

  Por el contrario, los
dispensacionalistas ven dos tipos muy distintos de

  “dispensaciones” al final de los tiempos para cada
  uno

  de los dos pueblos de

Dios.   Mientras que los

  cristianos “son raptados”  en la

Segunda Venida secreta de Cristo y regresan para el
  Milenio,

  los judíos padecen un destino muy diferente:
  en la gran Tribulación y el Armagedón

 dos tercios de los judíos mueren y el tercio restante
  se

  convierte al cristianismo, condición necesaria para
la

  Tercera Venida visible de Cristo.


  Las tres principales clases

  de dispensacionalismo —el Apocalíptico, el
  Mesiánico y

  el Político— comparten los mismos postulados:

  la literalidad bíblica y la restitución

 de los judíos a Palestina. 

  Varios dispensacionalistas
  han jugado un papel básico en la definición del
  moderno

 sionismo cristiano:
   

  William E.

  Blackstone, que predicaba que los judíos gozaban de
  un

  derecho bíblico sobre Palestina y pronto serían
  devueltos

  a esa tierra y apoyó

  económicamente a Darby.

  Cyrus Scofield, cuya Biblia de Referencia Scofield,
  publicada en

  1918, ha sido descrita como “la
  Biblia del dispensacionalismo estadounidense”,

  jugó un papel clave en la fundación del Seminario
  Teológico de Dallas, el
  principal brazo académico del Dispensacionalismo

  (desde donde Lindsay predica).

  

La independencia de Israel

  en 1948 y su arrolladora victoria en la Guerra de los
 Seis

  Días de 1967, galvanizaron a los sionistas
  cristianos, pero

  solamente con la elección en 1976 del presidente
  Jimmy Carter —un cristiano

  “renacido”—, que coincidió con la elección en
1977

de Menahem Begin como

  Primer Ministro de Israel, comenzaron a fusionarse

 verdaderamente en serio como una fuerza política
  organizada

  dentro del sistema político estadounidense, una
  tendencia

  que quedó consolidada por la ulterior elección de
Reagan y por la “Mayoría Moral” de Jerry

Falwell.  

  No solamente el lobby judío sionista de los

USA, sino que sionistas cristianos como Lindsay,

  Pat Roberson y Falwell, obtuvieron acceso formal a
los

 líderes y grupos políticos

  estadounidenses. 

  Hoy, Jerry Falwell, que

  llama al “Cinturón

  Bíblico” estadounidense, como el “Cinturón de

  Seguridad” de Israel, calcula que existen

  70 millones de sionistas cristianos y 80.000 pastores

sionistas cuyas ideas son diseminadas por 1.000
emisoras

  cristianas de radio y 100 cadenas cristianas de

  televisión.    

  Constituyen una forma

  clara de facción
  dominante en el Partido Republicano y

  representaron un cuarto de los votantes de

  Bush. 

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