Fecha: viernes, 7 agosto, 2009 10:16
EL
SIONISMO
CRISTIANO
Según Stephen Sizer, autor
de “Sionismo Cristiano”
(2003), el moderno sionismo cristiano viene
definido en gran parte por la noción del
“Dispensacionalismo”.
Según algunos, todo esto encaja
nítidamente con otra poderosa corriente de la
ideología
derechista y judaizante: EL SIONISMO CRISTIANO.
En esta escatología, los judíos y
el moderno Estado de Israel juegan un papel tan
central que
el sionismo, el Dispensacionalismo y el sionismo
cristiano
son a la postre prácticamente
intercambiables.
LA CENTRALIDAD DE ISRAEL PARA LOS SIONISTAS
CRISTIANOS
Como explica Sizer, el
sionismo cristiano proclama no solamente que todo
acto
ejecutado por la etnia de Israel está orquestado por
Dios y
debería ser aprobado, apoyado e incluso ensalzado
por
todos, sino que los judíos liderarán el proceso ya
que,
según la interpretación sionista, ello hará recaer
la
bendición divina sobre todo el mundo en la medida en
que
os países reconozcan y respondan a lo que Dios obre
en y a
través de Israel.
Sizer define el “Sionismo
cristiano” en base a siete postulados:
1.- Hermenéutica literal
2.- Los judíos continúan
siendo el pueblo elegido de Dios
3.- Los judíos tienen derecho
divino sobre la tierra de Oriente Medio
4.- Jerusalén es la capital
exclusiva de los judíos
5.- El templo judío debe ser
reconstruido
6.- Los árabes son los enemigos
del pueblo de Dios
7.- El fin del mundo llegará
pronto en la gran batalla del Armagedón, pero los
cristianos que apoyen a Israel
sobrevivirán.
En este movimiento religioso la Biblia fue
enseñada atribuyéndole un significado netamente
literal.
En Gran Bretaña, donde el
Dispensacionalismo maduró, “el sionismo
cristiano”
produjo figuras tan influyentes como Lord Shaftesbury,
Lord
Arthur Balfour y Lloyd George (la propia reina
Victoria
asumió el título de Protectora de los
Judíos).
Balfour trabajó
estrechamente con el líder sionista Haim Weizmann
(que
legaría a ser el primer presidente del Estado de
Israel)
para producir lo que se conocería como “la
Declaración Balfour”.
Considerada como la primera gran
declaración de apoyo al sionismo realizada por una
potencia
mundial, proclama de forma un tanto
hipócrita o insinceramente que
“El Gobierno de Su Majestad contempla
favorablemente el establecimiento en Palestina de un
Hogar
Nacional para el pueblo judío, y empleará sus
mejores
empeños para facilitar el logro de dicho objetivo,
dejando claro que nada se hará que pueda
perjudicar los derechos civiles y religiosos de las
comunidades no-judías ya existentes en
Palestina”.
En una fecha tan temprana
como ésa los sionistas
cristianos privilegiaron los derechos de los judíos,
por
encima de los derechos de los palestinos
—en realidad, ignoraron completamente los derechos
de los
“nativos”.
Aunque el “Sionismo
cristiano” cuenta con reductos de poder en otros
lugares
—en Europa y en el Tercer Mundo—,
su centro real lo constituyen sin duda
los Estados Unidos, a donde fue llevado desde
Inglaterra a
mediados del siglo XIX por John Nelson Darby,
personaje descrito por Sizer como “el padre del
Dispensacionalismo” y que hizo de la idea de un
Israel salvo la piedra angular de su teología
dispenscionalista y judaizante.
John
Darby, dice Sizer, “ha ejercido probablemente mayor
influencia en el pensamiento apocalíptico o
escatológico
[end-time thinking] que ninguna otra figura en los
dos
últimos siglos (aunque rivaliza con él la serie
“Dejados atrás”, de Tim
LaHaye, influido por
él).
Los sionistas cristianos ya
no esperan que el arrepentimiento nacional judío
preceda a
la restauración; podría aguardar hasta
después de la vuelta de Jesús con el
Milenio”.
Darby predicaba y así
quedó en su escuela del Dispensacionalismo, que DIOS
TIENE
DOS PUEBLOS DISTINTOS Y SEPARADOS: LA
IGLESIA —SU PUEBLO DIVINO— Y LOS JUDÍOS —SU
PUEBLO
TERRENAL.
AUNQUE
ENTRE AMBOS, LOS JUDÍOS ASUMEN UN PAPEL DE LIDERAZGO
a
través de
Israel.
Por el contrario, los
dispensacionalistas ven dos tipos muy distintos de
“dispensaciones” al final de los tiempos para cada
uno
de los dos pueblos de
Dios. Mientras que los
cristianos “son raptados” en la
Segunda Venida secreta de Cristo y regresan para el
Milenio,
los judíos padecen un destino muy diferente:
en la gran Tribulación y el Armagedón
dos tercios de los judíos mueren y el tercio restante
se
convierte al cristianismo, condición necesaria para
la
Tercera Venida visible de Cristo.
Las tres principales clases
de dispensacionalismo —el Apocalíptico, el
Mesiánico y
el Político— comparten los mismos postulados:
la literalidad bíblica y la restitución
de los judíos a Palestina.
Varios dispensacionalistas
han jugado un papel básico en la definición del
moderno
sionismo cristiano:
William E.
Blackstone, que predicaba que los judíos gozaban de
un
derecho bíblico sobre Palestina y pronto serían
devueltos
a esa tierra y apoyó
económicamente a Darby.
Cyrus Scofield, cuya Biblia de Referencia Scofield,
publicada en
1918, ha sido descrita como “la
Biblia del dispensacionalismo estadounidense”,
jugó un papel clave en la fundación del Seminario
Teológico de Dallas, el
principal brazo académico del Dispensacionalismo
(desde donde Lindsay predica).
La independencia de Israel
en 1948 y su arrolladora victoria en la Guerra de los
Seis
Días de 1967, galvanizaron a los sionistas
cristianos, pero
solamente con la elección en 1976 del presidente
Jimmy Carter —un cristiano
“renacido”—, que coincidió con la elección en
1977
de Menahem Begin como
Primer Ministro de Israel, comenzaron a fusionarse
verdaderamente en serio como una fuerza política
organizada
dentro del sistema político estadounidense, una
tendencia
que quedó consolidada por la ulterior elección de
Reagan y por la “Mayoría Moral” de Jerry
Falwell.
No solamente el lobby judío sionista de los
USA, sino que sionistas cristianos como Lindsay,
Pat Roberson y Falwell, obtuvieron acceso formal a
los
líderes y grupos políticos
estadounidenses.
Hoy, Jerry Falwell, que
llama al “Cinturón
Bíblico” estadounidense, como el “Cinturón de
Seguridad” de Israel, calcula que existen
70 millones de sionistas cristianos y 80.000 pastores
sionistas cuyas ideas son diseminadas por 1.000
emisoras
cristianas de radio y 100 cadenas cristianas de
televisión.
Constituyen una forma
clara de facción
dominante en el Partido Republicano y
representaron un cuarto de los votantes de
Bush.
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